Jueves 22 de junio, en el marco del Año Nuevo Indígena, realizamos actividad de Celebración Wüñoy Tripantü, con el objetivo de fomentar la valoración de la diversidad social y cultural del país, además de conocer el sentido de la Conmemoración del Año Nuevo Indígena. Contamos con invitados especiales, pertenecientes a la comunidad educativa, Lamngen Susana, Lamngen Brenda, Peñi Felipe y Peñi Paolo quienes expusieron frente a los estudiantes de Enseñanza Media.

Los temas a tratar fueron principalmente: la influencia de nuestros pueblos originarios en la actualidad, como por ejemplo en el vocabulario, cocina, flora y fauna; la importancia de los ciclos solares en la adquisición de los alimentos que consumimos diariamente, acompañado de una contundente muestra gastronómica. También nos contaron acerca de sus familias, de su vida, experiencias y del legado de sus ancestros, e incluyeron un hermoso regalo, un canelo, su árbol sagrado. El canelo simboliza la intersección entre el eje cósmico y el eje horizontal de la Tierra, también conocido como mapu. Sus ramas crecen del tronco de cuatro en cuatro, simbolizando la paz y los ejes cósmicos. Es por esa razón que bajo el canelo solo se puede hablar la verdad. En muchas de las ceremonias del pueblo mapuche, el canelo se encuentra presente y se utilizan sus ramas para lanzar las ofrendas. Sus líderes usaban bastones de canelo como símbolo de su autoridad. Además, su madera se emplea para construir el Kultrún, el tambor ceremonial más importante de la cultura mapuche.

Entre los días 21 y 24 de junio, se celebra We Tripantu o Wüñoy Tripantu que se traduce a una nueva salida del sol y la luna, es una festividad y es el momento más sagrado para el pueblo mapuche. Es la fecha en donde se da el punto máximo de distancia que puede alcanzar el sol de la tierra, por lo tanto, desde este punto se inicia el retorno, que representa un nuevo comienzo. Esto quiere decir, un cambio de ciclo de la vida y agrario, cuya clara señal es el solsticio de invierno.

Antes de que el sol salga y hasta que amanece, se realiza ruego colectivo donde se pide y se agradece, es el punto máximo de la celebración, porque es donde hablan con las fuerzas espirituales de los antepasados y se proyectan hacia adelante. Es un momento donde se mueven las energías de los antepasados, muy íntimo, muy familiar.

Luego de la salida del sol, se comparte un desayuno comunitario, se realiza el Katan Kawin y abrazados en una gran despedida, cada comunidad regresa a su territorio, fortalecidos gracias a la ceremonia ancestral, en su lucha histórica por el territorio y la libre determinación como pueblo con identidad e historia propia.

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